Pongámonos en situación.
Tú eres un tipo a priori normal, al que le desaparece un cordón de oro de no se qué virgen. Te enteras que te lo ha robado tu amiga Manoli, que tiene muy mala hostia y es muy chunga. En lugar de asumir la pérdida del objeto con discrección y sin arriesgarse a despertar la fiera que lleva Manoli dentro, el compañero damnificado decide preparar una venganza en directo a través de las ondas con la ayuda del programa en cuestión. Y esto es lo que pasó:
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